viernes, 14 de mayo de 2010

Repensando la teoría económica.

Como miembro del grupo de investigación de la facultad, recibí una invitación para participar en un concurso de ensayos sobre económica política. Me gusto la idea desde el principio, así que averigüe los ejes temáticos para elegir el tema sobre el cual escribir, uno de ellos me llamo mucho la atención.

“Repensando la teoría económica” es un titulo bastante interesante. Mirando atentamente nos damos cuenta de que contiene una invitación a cambiar el modelo actual al cual se da por fracasado. Siendo claros, supongo se refiere al modelo capitalista yankee.

El tesoro norteamericano y el FMI venían recetando políticas estándares a todos los países sin importar la situación de su economía. Estas políticas pueden resumirse en: reducir el déficit fiscal, mantener controlada la inflación, abrir los mercados de capitales, privatizar los servicios básicos, entre otras politicas, todas ellas restrictivas. Estas políticas nacieron como receta a algunos países latinoamericanos que entraron en recesión después de la crisis del petróleo. Fueron políticas acertadas en aquel entonces, ya que los gobiernos latinoamericanos, dictatoriales la mayoría, entraron en crisis debido al enorme déficit fiscal que mantenian; sufrían hiperinflaciones y habían creado empresas nacionales ineficientes que mas que otra cosa servían para mantener contentos a los aliados políticos.

Lo malo del cuento es que el FMI receto este cóctel de medidas para los males económicos de todos los países, sin ahondar en las verdaderas causas de los síntomas. No hace falta ser un experto para saber que un remedio no soluciona todas las enfermedades, que cada enfermedad necesita un tratamiento especial, y que cada paciente tiene que tener un tratamiento personalizado teniendo en cuenta sus características. Con la economía pasa lo mismo, cada economía tiene sus peculiaridades, pues cada pueblo tiene, antes que nada, una cultura diferente con su respectiva escala de valores, además viven una situación diferente en un contexto geopolítico diferente. (Argentina, quien fuera el alumno estrella del FMI entro en default en el año 2001 como ejemplo mas cercano.)

Estas políticas del FMI estaban patrocinadas por EEUU que después de la guerra fría quedó como única potencia. La caída de la Unión Soviética simbolizó la victoria del mercado sobre el Estado. Así EEUU se irguió como el portador de la solución mágica para el progreso, si queríamos ver crecer nuestras economías nada mas teníamos que escuchar a los americanos.

¿Y qué decían los americanos? Lo mismo que el FMI. Es realmente difícil separar el FMI y EEUU, podemos decir sin miedo a equivocarnos, que el FMI era un departamento mas del gobierno americano. Lo curioso e indignante fue que ni ellos mismos tomaban las medicinas que recetaban al resto del mundo. Obligaban al resto del mundo a mantener controlados los déficits fiscales y abrir los mercados, cuando ellos mantenían un déficit gigantesco y cerraban sus mercados con la tan hasta ahora cuestionada subvención a la agricultura entre otras muchas trabas. EEUU a pesar de ser el símbolo del mercado tenía un sistema de seguridad social estatal y fuertes subsidios en varios sectores. A esto se llama hipocresía.

En el campo de la política internacional se instalo un unílateralismo norteamericano, imponiendo siempre lo que les convenía, mejor dicho, lo que convenía al Wall Street, incluso cuando no era lo mejor para pueblo norteamericano. Esta arrogancia e hipocresía indignó al mundo entero, y este sentimiento de injusticia devino en el sentimiento antiyanqui tan extendido por todo el mundo en la actualidad.

Durante la década del 90 vivieron probablemente el periodo de prosperidad mas largo del siglo pasado, para no decir de su historia. Comenzaron a desregular los mercados y a reducir correctamente el gigantesco déficit, escuchando a los gurues de Wall Street; pero al final del decenio la fiesta se vino abajo. Las empresas PuntoCom cayeron, se destaparon los casos empresariales mas escandalosos de la historia; muchas empresas gigantescas como la ENRON y Worldcom fueron a la quiebra, la bolsa se desinflo esfumando los ahorros de toda la vida de gran parte de la población norteamericana.

Stiglitz, economista premio Nobel, jefe del gabinete de asesores económicos del gobierno de Clinton atribuye la crisis a la desregulación del mercado, a las malas políticas fiscales y a algo que el veterano presidente de la FED, Alan Greenspan, llamó “Exhuberancia irracional”. Estos males nacen y son alimentados por otros: las asimetrías de la información, y los incentivos mal direccionados.

Veamos punto por punto de manera súper resumida:

Desregulación del mercado: como sabemos, con la revolución de la información, muchas leyes quedaron anticuadas y contraproducentes, por lo que era necesaria una actualización, pero estas leyes no se actualizaron, sino que se suprimieron, desreglando así varios sectores. Una mala regulación no se soluciona con una desregulación.

Malas políticas fiscales: como ejemplo Stiglitz cita la reducción de impuestos a las plusvalías, es decir, se reducían los impuestos a quienes conseguían algún beneficio en la bolsa. Así, el Gobierno premiaba a quienes ganaban apostando en la bolsa, incentivando a inflar cada vez más la burbuja.

Exhuberancia irracional: es la definición que se dio al fenómeno de la especulación en la bolsa, en donde todos adquirían activos de capital con el fin de revenderlos a un mejor precio.

Estos tres síntomas están alimentados por las imperfecciones en la información: por Ej. El sistema contable sufría muchas deficiencias que los directivos de las empresas aprovechaban para presentar información falsa. Los directivos estaban incentivados a conseguir beneficios a corto plazo. Su remuneración dependía de los resultados inmediatos. Este sistema de incentivos los llevo a aplicar políticas empresariales con buenos resultados a corto plazo pero que socavaban las bases de la empresa a largo plazo.

Analizando bien, y buscando las causas últimas de lo ocurrido no podemos quedarnos satisfechos con estas explicaciones. Todavía nacen preguntas, por Ej.: ¿por qué los empresarios preferían a mentir al gobierno, a sus accionistas y empleados por beneficios que sabían perjudicarían a quienes depositaron en ellos su confianza, y en muchos casos, sus ahorros de toda la vida? Hay miles de millones de dólares de respuesta. Pero tanto todas las respuestas como las preguntas llevan consigo otra respuesta mas profunda: el renunciamiento a la moral para conseguir beneficios individuales.

Ahora levantemos la mirada de los empresarios y miremos al gobierno y el público en general. Vemos la misma podredumbre. Legisladores y políticos sobornados, público que en su afán de lucro no sopeso quien podría salir perdiendo, aplicando el sálvese quien pueda, calificadoras de riesgo cómplices, en fin, no hay casi ninguna institución que no haya estado implicado en el baile; por lo que cabe preguntarnos: ¿es una crisis solo económica?

Teniendo como causa ultísima de la crisis de las PuntoCom el renunciamiento a principios morales corresponde preguntarse por las posibles soluciones. La situación se vuelve mucho más alarmante cuando nos encontramos viviendo ahora una crisis mucho peor. Podemos decir que la crisis de las PuntoCom era un juego de niños en comparación con la presente crisis, pero analizando bien tenemos que ambas germinan de una misma semilla. Esta vez en el mercado inmobiliario, pero con casi los mismos ingredientes.

Es categórico que debemos alcanzar un equilibrio entre el Estado y el mercado creando instituciones y regulaciones eficientes. Pero la última crisis deja en claro que no existen instituciones que funcionen cuando los hombres que la componen están corrompidos. Esto vale para el Estado tanto como para el sector privado. Como ejemplo les expongo la manipulación del Código de Basilea por parte de las entidades financieras en la presente crisis y la vista gorda por parte del estado. Así como en la anterior crisis, no podemos apuntar el dedo a una sola persona o explicar la crisis buscando una causa que no haya germinado de la inmoralidad de los agentes económicos.

Teniendo conciencia de los hechos y creyendo haber encontrado la causa de estas crisis respondo a la pregunta de si debemos cambiar el sistema diciendo que antes tenemos que plantearnos cambiar las causas de los males. No estamos solo ante un problema de sistema económico, sino ante un problema de humanidad. La solución se plantea en el campo antropológico. Hace falta cambiar al hombre hedonista por el hombre humano. Ningún sistema funciona con hombres que no funcionan como agentes sociales. Para concluir entonces propongo cambiar el eje temático por este: Repensando la educación del hombre para que los sistemas puedan funcionar. Los economistas conocemos bastante bien el funcionamiento de la economía, si bien es verdad sabemos hay cuestiones puntuales como la intensidad correcta de las medidas necesarias, entre otras cuestiones, que aun quedan a nuestra posible consideración errónea. Tenemos los conocimientos y los recursos, solo nos falta poner el ingrediente humano.

2 comentarios:

  1. Me encantó tu análisis compañero. Creo que si todos los economistas, o futuros economistas pensaran como vos, este mundo sería un poco más justo. Este fenómeno de des-humanización se presenta en todos los ámbitos, y realmente creo que es muy importante que más que nunca empecemos por crear una nueva generación de profesionales, comprometidos con la humanidad. ¿Cómo? Crear un espacio para debatir estas cuestiones, ya es un gran paso. Por eso, felicitaciones desde ya por la creación de EcoEstudiantil. El siguiente paso es: Participar. Éxitos!

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  2. gracias sofi... me alegra que gente de economia y filosofia estemos estrechando lazos.. y respecto al articulo, si, totalmente, se da en todos los ambitos.. asi que tenemos que volver a plantearnos las preguntas fundamentales, por ej: quien soy? que sentido tiene todo en la vida? para volver a encontrarnos a nosotros mismos.. un abrazo sofi

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