jueves, 21 de julio de 2011

Una perspectiva sobre la pobreza y los pobres

Educado por mi entorno, desde niño aprendí a describir a la pobreza como la situación económica en la cual los recursos financieros de una persona no son los suficientes para satisfacer sus necesidades.
Algo muy parecido nos ofrece la Real Academia Española, cuando se refiere al pobre como a un "necesitado, que no tiene lo necesario para vivir".

Más de dos décadas tuvieron que pasarse para que pudiera hacer mi propio análisis y dar mi visión personal sobre lo que entiendo por pobreza.

Revisar conceptos aprendidos no es tan simple como sentarse y decir "a ver, qué puedo cambiar hoy de lo que aprendí cuando niño?".
Uno no toma esas decisiones. Suceden.
Los aprendizajes se dan por vivencias, por confrontaciones con la realidad, por chocar contra algo que uno realmente no esperaba, porque la sociedad no le había enseñado a uno que las cosas fueran de esa forma.

En diciembre de 2008, en mi incesante búsqueda por nuevos caminos para hacer un Paraguay diferente, encontré en el entonces popular Orkut una publicidad de una construcción de Un Techo para mi País. Eran 14 viviendas de emergencia que serían construidas.
No tenía idea de qué ONG era ésa, no sabía dónde era la construcción (pensaba que era en Ciudad del Este), desconocía quiénes formaban parte de la organización. Pero me lancé a la aventura. Escribí un mail a la dirección de correo que figuraba en el diseño, y preparé espíritu y maletas para una experiencia que no sabía— sería mucho más marcante de lo que yo me hubiese esperado.

Y finalmente heme aquí escribiéndoles sobre lo que entiendo hoy por pobreza; lo que es ylo que incide en su existencia.

Es pobre aquél a quien le faltan los recursos económicos? Sí, lo es.
Es pobre quien pasa necesidades y no tiene cómo satisfacerlas? Sí, lo es.
Sólo que ésta es una visión demasiado estática y momentánea.
Si miramos un poco más el fenómeno, nos daremos cuenta de que la pobreza no es tan simple de describir como las sentencias iniciales del artículo.

Vamos a suponer que somos personas de clase media alta. Nunca pasamos necesidades demasiado importantes. Trabajamos, estudiamos, participamos de la vida social, viajamos, y realizamos varias otras actividades frecuentes de una vida estándar (de la clase a la cual hipotéticamente pertenecemos, por supuesto).
Se enferma un familiar directo y nuestra familia gasta todo lo que tiene, empeñando hasta los haberes materiales, con tal de poder salvar al ser querido.
Nuestra familia queda en la calle, con la misma cantidad de dinero que los pobres a quienes describíamos al inicio del artículo.

Creen ustedes, amigas y amigos, que si eso sucediera, podríamos clasificarnos como pobres, al igual que los demás? Qué diferencias existirían entre nosotros, "nuevos" pobres, y los "naturalmente" pobres?

La verdad es que no podríamos compararnos. Y ello surge de tres puntos de divergencia:

El primero son los conocimientos.
El nivel de instrucción que una persona de clase más elevada puede alcanzar voluntaria o involuntariamente— supera ampliamente en cantidad y calidad a los que acceden los miembros del segundo grupo.
La graduación universitaria, o en su defecto la secundaria, son prácticamente un denominador común entre círculos de mayor poder adquisitivo. En los de menor, por supuesto, muy raros de encontrar.

El segundo, la experiencia.
Habría que analizar este tópico desde dos puntos de vista.
Por un lado, la experiencia se refiere a haberse enriquecido, haber generado riqueza. El que ya lo logró una vez, puede volver a hacerlo. Sabe qué cosas hacer y cuáles no.
Y por otro lado, esa experiencia se refiere a haber sido rico. El que ya estuvo allí, se acostumbró, lo disfrutó, y no se conformará con su nuevo estilo de vida. Buscará naturalmente escalar de nuevo.

Y finalmente el tercer punto, y demasiado importante, son los contactos.
Quién, perteneciente a los círculos de clase media alta, tiene como amigos a personas en situación de pobreza, sin haberlo buscado? No se dan esos encuentros tan naturalmente. Si alguno tiene conocidos o amigos entre los pobres, son casi siempre en poca cantidad, comparativamente con los demás.
Los pobres tienen pocas oportunidades de generar lazos afectivos con gente más acaudalada.
Sin embargo, alguno que se haya movido en los grupos con buen pasar, obviamente ya tiene hechos los vínculos. Aunque su situación económica empeore, y aunque algunos de esos amigos no sean auténticos y se la nieguen, la gran mayoría estará dispuesta a tender una mano al que se la pida.

Es por todo lo anterior que, al conceptuar la pobreza como uno de los problemas sociales con más incidencia en la situación actual del Paraguay, no podemos perder de vista que, si bien el poder económico de los pobres puede y debe mejorar, si no tocamos estas tres variables de la ecuación Pobreza, no lograremos resultado alguno que sea sostenible.

Y, por otro lado, conociendo la realidad en la que se mueven los pobres, y especialmente los que viven en extrema pobreza, le doy la razón a la frase que dice que "son pobres porque quieren", pero desde otro punto de vista.
Cómo acaso podemos esperar que alguien que no tiene absoluta idea de lo que es comer cuatro platos al día, despertarse bajo un techo seguro, movilizarse sobre cuatro ruedas, leer y escribir fluidamente, manejar ahorros y finanzas personales, cómo nos atrevemos a exigirle que deje de ser pobre por decisión propia? Nunca conoció nada más que su choza!

Pongamos un esfuerzo, amigos y amigas, en valorarlos en sus esfuerzos, aunque para muchos parezcan poca cosa. Una persona que salga de la pobreza por mérito propio se compara con cualquiera de nosotros, lectores hábiles y con acceso a internet, que llegue a concretar sueños que parecen inalcanzables.

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